25/11/2025
Josefa Romero, premio Héroes Anónimos de la Fundación Aequitas del Consejo General del Notariado
La sede sevillana del Colegio Notarial de Andalucía acogió la entrega del premio Héroes Anónimos de la Fundación Aequitas, que -en esta segunda edición- fue concedido a Josefa (Pepa) Romero, vicepresidenta y cofundadora de la Asociación Paz y Bien de Sevilla. El acto fue presentado por Almudena Castro-Girona (directora de la Fundación) y Manuel Seda (decano del Colegio Notarial de Andalucía). A continuación, intervinieron Concepción Pilar Barrio Del Olmo (presidenta de Aequitas y del Consejo General del Notariado) y Lorenzo del Río (presidente del TSJ de Andalucía y patrono de Aequitas). El presidente del jurado, José Marqueño, presentó las candidaturas y leyó el fallo del premio. Clausuró el acto José Antonio Nieto, consejero de Justicia, Administración Local y Función Pública de la Junta de Andalucía, quien hizo entrega del galardón. Numerosas personalidades del mundo institucional, jurídico y social acudieron al evento, como Pere Calvo, director general de Personas con Discapacidad de la Junta de Andalucía; Javier Millán, delegado territorial de Justicia, Administración Local y Función Pública; y Ana Tárrago, fiscal superior de Andalucía. Por parte de la Fundación Aequitas estuvieron, entre otros, sus patronos Fernando Santos Urbaneja -fiscal delegado de la Sección de Apoyo a las Personas con Discapacidad de Andalucía- e Inmaculada Vivas, catedrática de Derecho Civil de la Universidad de Sevilla (patrona de la Fundación); y el notario Federico Cabello de Alba, director del Área Social y Económica. El evento fue amenizado con una actuación del Grupo de Danza de la Asociación Paz y Bien. Sobre el Premio Este premio fue creado el pasado año -en el marco del programa conmemorativo del 25º Aniversario de Aequitas- con el objeto de distinguir una conducta ejemplar de una persona que ha actuado para que se reconozcan los derechos de las personas con discapacidad contribuyendo a su eficaz aplicación. En su primera edición, la ganadora de este galardón (dotado con 12.000 euros) fue Rosa Martínez Vera, fundadora de la Asociación en favor de las Personas con Discapacidad Intelectual San José de Guadix (Granada). Una vez concluido el plazo de presentación de propuestas, los miembros del jurado de la IIª Edición del Premio Héroes Anónimos realizaron un detallado estudio y examen de cada una de las candidaturas para determinar el fallo. El jurado del Premio está integrado por los siguientes patronos: José Marqueño, Rosario Algora, Gonzalo A. López Ebri, Inmaculada Vivas, Fernando Santos Urbaneja, y Almudena Castro-Girona. El secretario del Jurado es el vicesecretario de Aequitas, Lorenzo Prats. Sobre Josefa Romero Nacida en Marchena (Sevilla) en 1953, Romero ha consagrado 46 años a promover la igualdad de derechos y la plena inclusión de las personas con discapacidad intelectual y de sus familias. Cofundadora de la asociación andaluza Paz y Bien en 1979, encarna una forma de hacer acción social que antepone la dignidad y la capacidad de decidir de cada persona a cualquier etiqueta diagnóstica: «la discapacidad se queda en la puerta». Su carrera comenzó en el ámbito sanitario como auxiliar de puericultura, experiencia que le permitió comprender, desde la cercanía y el cuidado, las consecuencias del abandono social. Esa sensibilidad se convirtió en activismo cuando, al conocer el movimiento ‘Jesús abandonado’, percibió la urgencia de abrir a la comunidad los espacios vetados a quienes vivían la exclusión. De este modo, y tras la angustia de unas familias que no sabían qué pasaría con sus hijos e hijas cuando ellas faltaran, Romero, junto a un grupo de personas comprometidas, se puso a trabajar con la certeza de que un mundo diferente podía ser posible. Así nació Paz y Bien impulsada por ella, para apoyar a las familias y, con ella, una sucesión de hitos que han marcado la evolución de los Servicios Sociales en Andalucía. Tras los comienzos en los bajos de un sótano en la barriada del Rocío, en Sevilla, la Archidiócesis de la ciudad le cede parte del Monasterio de San Isidoro del Campo, ubicado en Santiponce (Sevilla), donde la entidad se consolida hasta convertirse en lo que es hoy. En la década de los 80, se abre el Centro Especial de Empleo, inscrito con el número 1 en el registro nacional de esta categoría. El objetivo era demostrar que el trabajo remunerado y con derechos es el mejor antídoto contra la marginación y que las personas con discapacidad podían y debían tener acceso al mercado laboral para poder desarrollar una vida digna. Pocos años después se crea la residencia ‘José Valverde Linares’, dando respuesta a la necesidad de una persona que se quedaba desamparada y con peligro de ingresar en un psiquiátrico. Con una visión amplia de no poner techo a las personas, Romero pronto entendió la necesidad de ofrecer respuesta a quienes presentaban mayor autonomía y deseo de vida independiente, con proyectos piloto anexos a los servicios residenciales, primero, luego la configuración de una red de Viviendas Tuteladas, y finalmente la puesta en marcha del proyecto ‘Generador’, en el que tres personas con discapacidad intelectual, que han pasado la mayor parte de su vida institucionalizados, han dado el salto a la vida en comunidad, siendo dueños de su vida. Su liderazgo resultó decisivo durante la reforma psiquiátrica andaluza y el cierre del antiguo hospital de Miraflores: ahí demostró que, con apoyos adecuados, quienes habían pasado años encerrados podían elegir sus cortinas, su ropa y sus rutinas, recuperando una vida digna y respetuosa con los derechos humanos. Su afán por la dignificación de las personas con discapacidad intelectual la llevó a ser representante de FEAPS Andalucía en la época de los proyectos europeos, que la llevaron a recorrer Europa para conocer cómo se trabajaba con el colectivo. De estas interacciones se nutre de una filosofía de trabajo pionera que filtra a todo el equipo de la ONG y que cambiaba la visión de las personas usuarias. Así, se pasó a una participación total en las decisiones cotidianas, a los planes personales de apoyo y a colocar a la persona en el centro, respetando sus preferencias mientras se la acompaña en su proyecto de vida. Esa misma lógica centrada en la persona orientó la transición de reclusos con discapacidad intelectual procedentes del sistema penitenciario y el arranque, en 1998, del área de protección de infancia tutelada, hoy referente autonómico. El modelo que difundió, de acompañamiento profesional que no dirige, sino que facilita el ejercicio de derechos, se sostiene en la actualidad en España en: 301 personas beneficiarias de Servicios de Día en las provincias de Sevilla y Huelva. 222 personas beneficiarias de Servicios Residenciales en las provincias de Sevilla y Huelva, con residencias de adultos, para mayores con discapacidad, para personas gravemente afectadas y otra especializada en discapacidad y trastornos de conducta, así como una red de viviendas tuteladas para las personas con mayor autonomía. 143 menores del sistema de protección en centros residenciales, uno terapéutico y uno de acogida inmediata. 9.910 personas beneficiarias de programas complementarios en las provincias de Sevilla, Huelva y Córdoba. 120 personas voluntarias. 37 centros. 322 profesionales. A esta labor, se une un proyecto de cooperación internacional en Guatemala, desarrollado por la misma asociación y en cuya puesta en marcha ha colaborado activamente. La participación comunitaria forma parte inseparable de su legado. Bajo su impulso nacieron Zyrdanza, compañía andaluza de danza inclusiva que ha llevado el talento de artistas con discapacidad a escenarios nacionales e internacionales, y la ‘Escuela de Auxiliares de Eventos’, cuyo alumnado ha prestado recientemente servicio en la IV Conferencia de la ONU sobre Financiación para el Desarrollo, celebrada en Sevilla, recibiendo la felicitación del comité organizador y de altas autoridades internacionales, demostrando que la inclusión no es un gesto asistencial, sino un valor añadido apreciado por empresas, administraciones y ciudadanía.
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